Antiguos fantasmas


Pues nada, aquí estamos otra vez… No os malacostumbréis que esto no va a ser siempre así. No estamos para postear a diario que se nos acaban las fuerzas.
Pero es que hoy he quedado con la pequeña Di y me ha estado poniendo al día respecto a su vida amorosa. Amigas con líos de pantalones, ¿quién no tiene alguna?
Y después de escucharla he llegado a casa, me sentado frente al ordenador, he prendido un cigarro y me he servido un whisky, si habéis leído bien, un whisky, para brindar por los viejos tiempos y los antiguos fantasmas.
Y es que su historia me ha recordado a la mía hace unos 13 años, ayyy señor como nos hacemos mayores.
Los que me conocen ya sabrán de quien hablo, los que no me conocen lo van a saber.
Todos tenemos un amor que nos marca para toda la vida. El mío fue una tortura, o al menos así lo viví en aquel momento. Visto con la perspectiva que te da el tiempo y los años al final no fue para tanto.
La verdad es que recuerdo aquel tiempo con cariño incluso y a él, a él le recuerdo con amor.
Durante los dos años que duro aquella historia de idas y venidas, de desencuentros y pequeños arrebatos de pasión no fui capaz de ver con claridad la verdad de la historia, y es que no hay manera de verla si estas metida en ella.
Mi muchacho, vamos a llamarlo así porque de aquella aun era solo la mitad de lo que fue después, era el típico chulito de discoteca, y yo la típica grupie enamorada.
Os podéis imaginar a que nos llevo esa situación, durante un tiempo disfrutamos juntos de besos y caricias y algunas confidencias, hasta que una estrella que brillaba más le hizo cambiar su foco de atención.
Siguiendo el modus operandi de los machos, o al menos de los que me he topado hasta ahora, hizo lo que ahora ya es de esperar, desaparecer. Mientras yo me enganchaba cada vez más al recuerdo de una ilusión, de lo que quería que fuese y nunca seria.
El tiempo nos dio la oportunidad, después de un gran esfuerzo por mi parte de continuar manteniendo contacto, (voy a ser sincera, aquello rozaba un trastorno obsesivo-compulsivo), y de convertirnos en amigos. Fue entonces cuando me di cuenta de varias cosas.
La primera, el amor de uno no sirve para dos, por más que te quieran, por más que quieras, si no es reciproco, despierta!!! Estas haciendo el tonto.
La segunda, un hombre nunca cierra una puerta, siempre va a dejar el final abierto con cierta ambigüedad por muy claro que intente ser.
La tercera, si tú no te das valor no esperes que te lo den de fuera.
Y la cuarta, jamás estas libre de volver a caer.
Por lo que pequeña Di, saca tus conclusiones. Yo las mías las tengo claras.
Así que en este momento voy a servirme otro whisky y brindare por mi fantasma , que siempre me acompaña.


Nashaimm

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