Vacío


Después de una ruptura traumática, cuando el dolor que te abrasa la piel y las entrañas desaparece, llega el momento de perder la cabeza y salir al mundo y devorar todo lo que se ponga por delante.

Te sueltas el pelo y tú vida se convierte en una espiral de energía, fiestas y sexo. Borras el amor de tu vida y sólo piensas en divertirte y disfrutar.

A veces de esta etapa sale una nueva relación, otras simplemente se pasa la euforia y llega la calma.

En mi caso llegó la calma y con ella el vacío.

Yo, que he pasado mi vida enamorada, de una u otra forma, queriendo sin medida, sin control y muchas veces sin sentido, de pronto me encuentro sin nadie a quien querer.

Es una sensación extraña, no estoy segura de que me guste.

Desde que la calma llegó a mi vida he intentado encontrar a alguien que me sacuda las telarañas del corazón.

Busqué entre los nuevos amantes, entre los antiguos amigos y hasta desenterré viejos amores y lo más que he conseguido sentir es un ligero cosquilleo.

Llegados a este punto te planteas hasta que punto fue devastadora tu relación anterior y su ruptura.

Si algún día volverás a ver en un hombre la posibilidad de un futuro común o seguirán siendo tan sólo compañeros eventuales de cama.

Lo cierto es que tampoco me importa demasiado. No me siento sola. No me asusta envejecer sin alguien a mi lado ni hacer mi vida de forma independiente. De hecho en cierto sentido es liberador.

Pero el no sentir, el no vibrar, el haber desterrado el amor de mi vida, eso sí me da miedo porque hasta ahora mi vida giraba en torno a él y ahora sólo hay vacío.

Y eso si, el vacío si me asusta.

Paz.

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