Nadie besa cómo tú.

Han pasado los años y he conocido otras bocas.

Bocas que me han brindado muy buenos momentos.

Bocas sabias con labios dulces que se han posado sobre los míos con delicadeza.

Bocas nocturnas que me han besado con urgencia y lascivia.

Bocas cómplices con las que he compartido secretos y tropelías.

También bocas insignificantes que ni siquiera han sabido hacerse recordar.

Bocas hambrientas que han devorado mi cuerpo entre mordiscos y saliva.

Bocas amigas que me han hecho sonreír.

Y bocas amantes que me han brindado su pasión y deseo recorriendo mi boca, mi cuello, mis pechos, mi sexo...

Pero ninguna es comparable a la tuya.

A tu boca tranquila de labios gruesos, tan suaves, tan mullidos.

A tu sabor dulce y ahumado, a tu lengua sabia que conoce el camino a seguir entre mis labios, a tus besos tiernos, dulces e incendiarios que consiguen como nadie que mi cuerpo se haga agua, tus besos que son los únicos capaces de someter mi voluntad a tus deseos, los que me hacen sudar sólo con su recuerdo.

Y es que da igual las bocas que recorra, los besos que me ofrezcan y los gemidos que despierten, sigo buscando tus besos en otros cuerpos sin encontrarlos porque nadie besa como tú.

Nashaimm.

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