Pequeño análisis del miedo.

Con la llegada del otoño y la falta de luz llega la temporada de retraimiento y análisis.
La astenia me golpea fuerte cada año y aprovecho en esta época de inactividad para pensar en el rumbo de las cosas, en como he enfocado mi vida en el último año y en como modificar todos esos aspectos que no me terminan de convencer.
Este año está siendo más largo de lo habitual, así que tengo más tiempo para darme cuenta de las faltas y errores.
Como en este Blog de lo que hablo es de sentimientos dejaré al margen el resto de aspectos de la vida y me centraré en ellos.
Me he dado cuenta que hay cosas que no se curan con los años.
Después de años de pasar una ruptura sentimental me he dado cuenta que no todo está olvidado y aunque no guardo rencor ni siento anhelo de lo que fue, me doy cuenta que en mi actual actitud sentimental hay secuelas que por más que intentó dejar atrás se resisten a abandonarme.
Ya he dejado claro mi miedo al compromiso, es una de esas secuelas, como la incomodidad ante el contacto físico o la dificultad para expresar mis sentimientos de forma sincera.
Analizando el primero me he dado cuenta que no procede del miedo de que una relación sentimental termine ni del miedo al dolor que está situación produce, no me asusta ese tipo de dolor.
Lo que realmente me asusta es el cambio.
Todos los cambios.
El que se produce cuando una relación deja de ser amistad para convertirse en algo más, los cambios que sin querer se hacen, los espacios que se ceden, las modificaciones de la rutina.
Y después, cuando ya te has acostumbrado y todo se estropea, ese cambio también me asusta, volver a retomar una vida para uno, comenzar de nuevo.
Pero lo que realmente me asusta es seguir perdiendo personas que han sido importantes para mi. Personas a las que he conocido a la perfección y ellos a mi que de un día para otro pasan a ser auténticos desconocidos.
El pasado, pasado esta y ahora esas personas ya no importan, pero las que vendrán...esas si, esas personas por las que ahora siento una afinidad especial no quiero que desaparezcan, no quiero que se conviertan en extraños.
Y aunque se pueda catalogar de cobardía, prefiero que sigan formando parte de mi vida así, sin llegar a vivirla a mi lado que arriesgarme a que un día ya no estén.
Paz.

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Comentarios

  1. Hola, Paz. Tú te conoces mejor de lo que nadie llegará a conocerte jamás. Sabiendo y reconociendo dónde están tus límites y que no deseas traspasarlos, lo demás vendrá solo. De momento, disfruta de las cosas que te provoquen placer, aunque sea un placer culpable. A unos les provoca placer el chocolate, a otros el ver cine o series de televisión, a otros bailar o escuchar música en directo, y a los políticos les provoca placer inflarnos a impuestos. Resumiendo: "A reír que son dos días" (la palabra "reír" es opcional, la puedes sustituir por comer/bailar/follar/cantar/escribir, en fin, lo que te haga más feliz). Ánimo y fuerza. Saludos.

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    1. Gracias por tu comentario Pedro. Cierto es que todo llega y que cuando sea el momento desaparecerán los miedos, pero es inevitable pensar en lo que pueden coaccionarte en determinados momentos y en si por culpa de esos miedos estarás dejando pasar algo que merezca la pena.
      Pero al fin y al cabo esto es solo una reflexión, una de tantas que pasan por la mente de, creo, todos nosotros alguna vez en la vida.
      Como dices, " a reír que son dos días". Saludos y gracias de nuevo.

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